Antonio Vázquez Jiménez publica su nuevo libro La Huelva Minera, diez itinerarios para conocerla, una obra donde la fotografía tiene un papel fundamental, que ilustra todos y cada uno de sus pasos por los rincones mineros de la provincia de Huelva. La presentación será este lunes 24 de abril a las 17:30 en la Feria del Libro de Huelva.
El autor atiende la llamada de La Máquina encantado, desde Huelva, está “tomando algo” con Manuel González Flores, uno de sus amigos de aventuras, con el que ha realizado muchas de las rutas. Está impaciente por que empiece, luego se dará “una vuelta por la feria para ver cómo van los preparativos”, comenta: “ya están los libros colocados en la caseta de la Diputación“.
Antonio es colaborador de La Máquina, además de ser el padre de una de nuestras profesoras, Rosa Isabel Vázquez, coordinadora de los Cursos de Autor y Proyectos.
Este intrépido escritor nació en 1942 en Nerva, un pueblo de la Cuenca Minera de Riotinto (Huelva), una de las minas más famosas y con más historia de España. A los 15 años ingresó como aprendiz en el Departamento de Central Eléctrica de Minas de Riotinto y a finales de 1962, se marchó a Madrid a hacer el servicio militar y, terminado este, decidió quedarse, formar una familia y emprender toda una vida de trabajo. En 2007, se jubila y recupera proyectos largamente estancados, entre ellos: este que recoge ahora en este libro.
El libro es un recorrido por 42 de las minas que hay en la provincia de Huelva. “Es una representación importante, entre ellas: las más destacadas, pero también otras: las pequeñas me atraían para visitarlas y documentarlas, porque todas tienen su historia”, señala Antonio. La mayoría están hoy en estado de ruina, abandonadas, pues en la actualidad sólo funcionan las de Riotinto-Proyecto Atalaya Mining: “están sacando y procesando nueve toneladas y media al año en la fase II. Es un espectáculo las 24 horas al día de camiones yendo y viniendo. En este entorno minero he nacido yo. También está el proyecto de Aguas Teñidas y la mina de Sotiel, que cuenta con un poblado minero pequeño, pero precioso, cerca de Calañas. Han investigado mucho. A 5 km han descubierto la mina Magdalena, de las pocas de reciente descubrimiento, muy rica en producción de cobre”, remarca el autor, y es la gran mayoría de las minas de la faja pirítica ya fue explotada por los fenicios y los romanos: “La fama de la provincia de Huelva viene de hace mucho tiempo, luego en el siglo XIX aparecieron ingenieros expertos en minas, franceses, ingleses y alemanes, que fueron redescubriendo las minas, estudiando los restos de escoriales y otros de fundiciones y labores antiguas”, indica.
El libro presenta 10 itinerarios para recorrer los yacimientos y, en cada uno de ellos, se ha tenido en cuenta la cercanía entre las minas para poder visitarlas en un día, con un plano de cada itinerario donde se describe cómo llegar: un mapa para la propia mina y su entorno.
Cada una tiene una primera parte, donde el autor describe la historia de la mina, con fotografías en blanco y negro, y una segunda parte, donde describe cómo está la mina en la actualidad, lo que se puede ver, con fotografías en color, situación en la que se encuentra, si es de entrada libre o si está en una finca privada donde es necesario obtener permiso para visitarla, etc.
En los últimos años es notable el incremento de personas interesadas en hacer senderismo por las zonas mineras de la provincia onubense. La mayoría de los poblados mineros están abandonados, pero otros todavía se conservan, algunos verdaderamente bien preservados, unos como residencia de fines de semana y otros como residencia habitual, “para mí es la parte más romántica”, comenta Antonio Vázquez al teléfono.
“En 1873, Riotinto pertenecía al Estado, que estaba en la ruina: así que decidió vender las minas a una compañía inglesa, la Río Tinto Company Limited, que explotó en los primeros años el azufre, lo más interesante para la compañía. Lo que también acometieron las grandes compañías fue la construcción y explotación de los ferrocarriles, de los que hubo seis, uno de ellos el que va desde Riotinto hasta Huelva, de 100 km de longitud”.
La línea Huelva-Zafra atendía a una serie de minas, casi todas confluían sus ramales en el poblado de Valdelamusa, donde se encontraban los cargaderos de mineral de cada mina. Con el paso de los años se fueron cerrando los ramales y líneas de ferrocarril, sustituyendo a estos por el transporte por carretera. La línea Huelva-Zafra quedó sólo para el transporte de viajeros, siendo desde hace años muy precaria su situación: “ADIF lleva tiempo con intenciones de cerrarla, pero hay un gran movimiento en contra para no hacerlo porque es un ferrocarril romántico, que va por toda la sierra. Hace un viaje de ida por la mañana y vuelve por la tarde”.
Los ingleses crearon la colonia de Bella Vista: “fortificada, cerrada”, con casas típicamente inglesas, de la era victoriana, y donde se vivía conforme a las costumbres inglesas. “Las casas se adjudicaban en función del rango social. Los ingleses tenían prohibido casarse con españolas. Les despedían si se echaban una novia de aquí. Tenían una separación muy clasista”, comenta Antonio del paso de los altos cargos de la Río Tinto Company por Huelva, aunque: “en Valverde se hicieron casas en el mismo pueblo, buenas casas eso sí. No pasó esto, se casaron con españolas y ahora hay gente con una mezcla interesante de apellidos”.
“He estado entre cinco y seis años haciendo el libro. Mientras estaba terminando el recorrido del río Tinto, ya estaba recorriendo las minas a la vez. Voy y vengo de Madrid cada tres meses”, dice que lleva viviendo 50 años en Madrid, pero tiene claro que sus raíces “están aquí”, en Nerva, donde nació. Las veces que vuelve tiene perfectamente estructurada en su cabeza una planificación de lo que quiere hacer: “Quería ver muchas cosas en un mismo día, aprovechando el día hasta que salgan las estrellas. Manuel me ha aguantado mucho, he tenido historias y recorridos muy bonitos. La mina tiene una cosa preciosa y es que siempre que vas descubres algo nuevo“. “No es un libro técnico, no soy un experto en geología. Es un libro de divulgación, quiero enseñarle a la gente lo que puede encontrar”, resalta el autor.
En el libro se incluyen los kilómetros de distancia que hay que recorrer desde una carretera para visitar este patrimonio, siendo necesario coger un sendero para llegar a muchas minas, sobre todo a las más pequeñas, muchas de ellas se encuentran en fincas privadas.
“He hecho muchos amigos en los años que he dedicado a recorrer los espacios mineros, amigos entrañables de los que, a estas alturas de la vida, no te sueles encontrar si no te mueven cosas de estas”, rememora Antonio de entre las vivencias que le deja este proyecto.
La Huelva minera de hoy no tiene nada que ver con la Huelva de 1873: “La vida ha cambiado mucho. En los pueblos, mi generación no pudo estudiar, tenían la enseñanza primaria y ya está. La superior estaba en la capital, eso no se lo podía permitir todo el mundo. Se ha mejorado mucho la calidad de vida, hay gente muy formada ahora, pero el volumen de trabajo ya no es el mismo”.
¡Te deseamos mucha suerte con tu nuevo libro, Antonio, es una historia fascinante!