El pasado 1 de julio tuvimos el gusto de inaugurar la exposición colectiva Homines, con trabajos de los alumnos que han finalizado este año el curso anual Proyecto Fotográfico Personal. La muestra, que se podrá visitar hasta septiembre, cuenta con la participación de Carlos Carneiro Muñoz, José Luis Encabo Ujarabi, Isabel Martínez de Aragón y Palomar, Paloma Mora-Rey Aranguez y Lorenzo Santos Moyano y está comisariada por su tutora, Rosa Isabel Vázquez.
“Los humanos compartimos herencia genética y, sin embargo, somos irrepetibles. Tenemos conciencia de nuestro pasado y presente, de nuestros miedos, de nuestras pasiones, de nuestros males y de nuestro camino a la curación del alma”. En torno a este eje argumental, se articula esta exposición colectiva en la que los diferentes autores contribuyen a construir y matizar, con sus particulares miradas y sentires, la idea del ser humano.
Os dejamos con algunas imágenes de la inauguración, donde creadores y visitantes disfrutaron de un momento tan especial.
En primer lugar, los alumnos y sus trabajos:
Jose Luis Encabo presentaba 4 imágenes de su proyecto «De 0 a 10», en el que realiza un viaje al pasado a través de fotografías antiguas que encuentra en casa de sus padres y que le permiten comprobar que sus recuerdos son verdaderos. De 0 a 10 representa las edades de la niñez que significaron para él la etapa más feliz de su vida y que ahora recupera y compara con imágenes actuales de esos mismos lugares donde fueron realizadas las tomas de su infancia. Este encuentro le permite generar un diálogo a través del tiempo para poner en contacto pasado y presente.
Carlos Carneiro, como enfermo de Parkinson, desea divulgar esta enfermedad a través de la fotografía para dar a conocer sus características e implicaciones, desconocidas para gran parte de la sociedad. Su intención es hacer aflorar imágenes que le han sido ofrecidas por la vida y que muestra, a modo de espejo, para que quien las vea, las haga un poco suyas.
La propuesta de Isabel Martínez de Aragón nace de la voluntad de aunar los cinco sentidos y para ello combina alimentos, necesarios para la supervivencia y música, que ayuda a elevar el espíritu. El maridaje lo materializa a través de una representación libre de aquellas óperas que despiertan una verdadera pasión en la autora.
El trabajo de Lorenzo Santos representa los miedos e inquietudes que experimenta debido a la entrada en la adolescencia de sus hijas. El autor crea un universo oscuro y surrealista en el que plasma el temor que siente a que se introduzcan en las vidas de las jóvenes amistades dañinas, a modo de “injertos”. Sus pensamientos, como padre, se entretejen con su instinto de protección.
Paloma Mora-Rey desea mostrar su relación más íntima, tierna o cotidiana, que le ha unido a un pequeño peluche (su alter ego) y cómo deriva esta experiencia hacia la creación del personaje de la oveja, al proyectar el mundo o sus propios problemas o ilusiones a través de sus ojos. Es una llamada a la imaginación y el juego como camino para la superación personal. Sobre esta base optimista, desea llevar al espectador hacia una reflexión sobre la intimidad, la madurez, la fantasía o la soledad.
Momentos distendidos durante la inauguración.
Lorenzo, explicando su interesante -a la vez que inquietante- trabajo.
Isabel, ampliando los detalles sobre un proyecto lleno de pasión.
Buen ambiente en un acto lleno de emociones
Los participantes no quisieron dejar pasar la ocasión de inmortalizarse junto a su tutora, Rosa Isabel Vázquez.
Ha sido un año intenso de trabajo y también de preciosos momentos compartidos cuyo broche final ha sido esta exposición.
Y cómo no, un brindis por todos y para todos.
Un abrazo y hasta pronto!