Desde que se oculta el sol en el horizonte hasta que vuelve a salir al amanecer, hay un intervalo de tiempo, la noche, en el que realizar fotografías se convierte en una actividad fascinante. La capacidad de la noche para sugerir imágenes distintas, llenas de misterio, inquietantes y, en ocasiones, hasta irreales, se ha visto reflejada en el trabajo de grandes fotógrafos como Galen Rowell o Ansel Adams, que han servido de inspiración para muchos de nosotros. Todavía recuerdo la intensa sensación que me produjo la foto de un pino centenario, sobre un cielo repleto de trazos de estrellas, realizada por Galen Rowell en 1976.
Con la llegada de la era digital, la técnica se ha depurado y adaptado, llegando a unos niveles de calidad impensables hace unos años. Hoy en día resulta muy sencillo encontrar alguna fotografía nocturna en el archivo de, prácticamente, todos los fotógrafos de naturaleza, lo que ha aumentado el nivel de exigencia del espectador y ha contribuido a que podamos disfrutar de un gran número de fotos impresionantes.
Fotografiar en función de las condiciones del ambiente
Puesto que no todas las noches son iguales en cuanto a luminosidad, debemos adaptarnos a las condiciones y anticiparnos. Así, las noches de luna llena son adecuadas para realizar paisajes de grandes extensiones y las de luna nueva para obtener bóvedas celestes repletas de estrellas. Analizaremos algunas de las situaciones más comunes que podemos encontrar y las posibilidades que nos brindan.
Retratando a la luna
La luna es una gran fuente de luz nocturna (en realidad, es la luz del sol reflejada) pero también es uno de los motivos fotográficos preferidos. Una forma de poder retratarla en nuestro encuadre es esperar a una fase de luna llena y realizar la toma justo después del crepúsculo o antes del amanecer. En el caso del amanecer la luna estará poniéndose por el oeste y en el caso del atardecer estará saliendo por el este. Bajo estas condiciones, en la llamada hora mágica o azul, la luz que hay en el ambiente se encuentra bastante compensada con la que necesitamos para la luna y el cielo. Es posible, entonces, realizar exposiciones relativamente cortas (entre 15 segundos y un minuto). La luna se mueve a gran velocidad y trabajando con lentes angulares o gran angulares, si sobrepasamos el minuto de tiempo de exposición (aproximadamente), esta saldrá movida y deformada.
Si una vez terminada la fase de la hora mágica pretendemos seguir retratando a la luna, nos encontraremos con un problema. En estas circunstancias, hay una diferencia tan grande, en cuanto a intensidad entre la luna y el resto de la escena, que se hace imposible sacar ambas cosas con una exposición correcta. En ocasiones, unas nubes sobre la luna pueden servir para eliminar parte de la intensidad de esta y difuminar la sobreexposición de una manera elegante, por lo que es conveniente estar atento a las posibles condiciones atmosféricas.
Si no tenemos nubes, una solución es calcular un tiempo de exposición razonable para la luna e iluminar el resto de la escena mediante el uso del flash. El motivo a iluminar no debe ser una gran superficie dadas las limitaciones de una unidad de flash portátil y la exposición no debe ser muy prolongada en tiempo para evitar el movimiento de la luna.
Cielos estrellados
Los cielos estrellados son otro clásico de la fotografía nocturna. Para ello, habrá que planificar la salida una noche en que la luna no proporcione demasiada luz. Captar el aparente movimiento de las estrellas producido por la rotación de la tierra ha sido motivo de admiración en numerosas ocasiones. Las estrellas, en exposiciones prolongadas, parecen girar alrededor del lugar donde apunta el eje de rotación de la Tierra. Por tanto, los encuadres alejados de la estrella Polar en el norte o de la Cruz del Sur (en el sur), es decir, los realizados hacia el este y el oeste, son los que producen trazos más largos. Sin embargo, encuadrar apuntando al norte o al sur se resuelve en una imagen en que las estrellas forman círculos concéntricos alrededor de la estrella Polar o de la Cruz del Sur. Diafragmas más abiertos ensanchan los trazos de las estrellas, haciendo visibles un número mayor de las que podemos percibir a simple vista. En esta situación de escasa luminosidad, se hace casi imprescindible el uso del flash o alguna fuente de iluminación artificial. El tiempo de exposición suele ser más prolongado aunque la tendencia en la actualidad es reducirlo aumentando la sensibilidad (el ISO) para sacar las estrellas como puntos.
Paisaje nocturno
La fotografía de paisaje de amplias zonas, bajo las condiciones anteriores, se hace imposible. Un gran paisaje requiere de una fuente de luz capaz de iluminar grandes extensiones, por lo que va a resultar difícil hacerlo con un cielo lleno de estrellas. Ante tal situación, es necesaria una planificación de la salida fotográfica que la haga coincidir con una noche de luna llena o en los 3 días anteriores o posteriores. La fotografía de paisaje nocturno se suele realizar con diafragmas relativamente abiertos, con un angular medio suelo disparar a un f5.6, pero la tendencia está cambiando y ahora podemos subir la sensibilidad con niveles bajos de ruido y cerrar el diafragma. Salvo por este tema, la técnica es similar a la que se utiliza de día.
Contaminación lumínica
La contaminación lumínica proveniente de los núcleos urbanos puede hacer que el cielo de una fotografía adquiera una tonalidad rojiza o anaranjada que, en ocasiones, no resulta agradable. La elección de un balance de blancos más frío en la cámara ayuda a corregir esta dominante en el cielo. Por eso, los lugares más alejados de las ciudades son los preferidos por los fotógrafos. A pesar de las desventajas que tiene la contaminación lumínica, a veces, en largas exposiciones, esta puede llegar a iluminar un motivo de manera residual. Así, podemos obtener una iluminación homogénea proveniente de una ciudad y, al mismo tiempo, tener un cielo plagado de estrellas.
El flash
En ocasiones, la luz del cielo no es suficiente para iluminar nuestro motivo. Ya hemos visto que esto ocurría, por ejemplo, cuando queríamos retratar a la luna por la noche fuera de la hora azul o cuando teníamos un cielo estrellado y por tanto una luminosidad reducida en el resto de la escena. En tales circunstancias, se puede hacer uso del flash de mano para comprimir el rango dinámico de la escena, siempre que el motivo a iluminar con los destellos no sea excesivamente grande. Así, por un lado, la luz que hay en el ambiente capta la luna o las estrellas correctamente y por el otro el flash ilumina el resto de la escena. Durante el tiempo que dura la exposición, mientras el obturador permanece abierto, se pueden iluminar, con el flash en la mano, distintas zonas de la escena. Lo más común es sumar la luz de diferentes destellos en cada una de estas zonas por lo que es conveniente controlar el haz de luz de la unidad de flash. Para concentrar este haz de luz y controlar mejor la región donde impactan los destellos, se puede usar un cono para el flash (snoot) o un flash-extender (una lente fresnel que, a modo de lupa, concentra la luz y la amplifica, logrando que llegue más lejos). Para obtener una correcta exposición del motivo iluminado con el flash, es fundamental hacer diferentes mediciones de la exposición de la escena, elegir bien los parámetros de la toma y calcular la potencia de los destellos teniendo en cuenta la suma de intensidades, no sólo entre los propios destellos del flash sino también entre la luz ambiente y la del flash. En el caso de utilizar un filtro para la corrección de la temperatura en el flash (más adelante se hablará sobre esto), debemos tener en cuenta la pérdida de luminosidad que este genera en la intensidad del flash (el fabricante del filtro la especifica).
El uso del flash es efectivo no solamente cuando no hay suficiente luz para iluminar el motivo sino también cuando se desea subexponer el cielo para crear un aspecto más nocturno. Al igual que en las fotos diurnas, el flash nos da la libertad de exponer de manera diferente el ambiente y el motivo a iluminar. Si somos capaces de iluminar con destellos de flash un motivo, la elección de la medición del cielo queda a nuestra disposición y, así, regulando las dos intensidades por separado (el ambiente y el flash), tenemos más libertad para obtener la imagen que deseemos.
Los filtros de corrección de temperatura para el flash
Siempre que se trabaje combinando la luz del flash con la del ambiente, ambas deben estar igualadas en cuanto a temperatura de color para, así, poder realizar una corrección perfecta en el balance de blancos de nuestra cámara. Por ello, el uso de filtros CTO (color temperatura orange) es tan importante. Los CTO son filtros de gelatina que se colocan delante de una fuente de luz para modificar su temperatura; en el caso de ½ CTO, por ejemplo, la temperatura del flash pasa de ser 5500 kelvin a 3800 kelvin. En la mayoría de situaciones con contaminación lumínica, el cielo tiene una dominante cálida. Esta dominante se corrige mediante el balance de blancos en tungsteno o con una selección de entre 2800-4000 Kelvin. Si el balance de blancos en esta posición provoca que la dominante cálida desaparezca, también hace que la luz del flash, que es blanca, parezca azul. Si añadimos un filtro CTO al flash, igualamos las dos luces y la corrección del balance de blancos será igual para las dos. Los filtros que más se suelen utilizar son el de ½ CTO y ¼ CTO. Además de los filtros de corrección de temperatura, también podemos encontrar de diferentes colores.
El uso de filtros en el flash también está a disposición de la creatividad subjetiva de cada uno; así, se puede usar un filtro de color verde para enfatizar el color de la hierba o rojo en el interior de una ruina para simular el calor de una hoguera.
Prepararnos para salir
Para poder realizar fotografía nocturna de larga exposición necesitamos una cámara que disponga de modo “b” o “bulb”. En este modo, el obturador permanece abierto tanto tiempo como se mantenga pulsado el botón de disparo. El uso de un cable o mando disparador sirve para mantener bloqueado este botón tanto tiempo como se desee y un trípode se convierte también en un elemento fundamental para trabajar con tiempos de exposición largos. Estos son los materiales imprescindibles.
Otro material que suele ser muy útil en la fotografía nocturna es un juego de filtros degradados neutros, un flash con filtros de corrección de temperatura (los CTO son los más usados), un flash-extender, un snoot, un nivel de burbuja, un puntero láser, baterías de repuesto, una brújula y una linterna.
Es importante recordar que, si visitamos en solitario lugares alejados de la civilización, seremos íntegramente responsables de nuestro bienestar y no podremos esperar obtener ayuda especializada en un tiempo corto. Es recomendable llevar un teléfono a mano por lo que pueda ocurrir y una linterna con pilas nuevas. Salvo que estemos en un lugar peligroso por riesgo de caídas o tropiezos, en general, salir al campo por la noche suele ser mucho más seguro que hacer fotos en una gran ciudad.
A la hora de realizar una fotografía nocturna, la planificación ayuda a obtener resultados más acordes con lo esperado. Programar la salida en función de las fases lunares, establecer el encuadre teniendo en cuenta el lugar de salida o puesta de luna y hacer una visita al entorno a la luz del día evitará desagradables sorpresas. Una vez allí, se deben decidir cuáles van a ser los parámetros de exposición (diafragma, tiempo de exposición y sensibilidad) idóneos para que la foto sea como esperamos y, en el caso de que se vaya a utilizar el flash, decidir las zonas a iluminar y nuestra posición para realizar los destellos.
El diafragma
Una abertura de diafragma grande ayuda a acortar los tiempos de exposición e intensificar las luces débiles, como las de las estrellas, pero reduce la profundidad de campo en tomas de paisaje. Por lo general, para hacer paisajes nocturnos, utilizo un angular medio (24mm) a f5.6 y, si la profundidad de campo resulta muy crítica con esos valores, suelo cerrar más el diafragma y aumento la sensibilidad. En otro tipo de fotografías donde puedo permitirme una menor profundidad de campo, puedo abrir más el diafragma para hacer más evidentes las estrellas (f4 por ejemplo). Por otro lado, cuanto más angular es la lente, menos problemas habrá en utilizar diafragmas más abiertos.
El enfoque
La elección del lugar en el que enfocar se convierte en una tarea de vital importancia. Si el motivo a fotografiar es un árbol, una casa o cualquier elemento que ocupe gran parte del encuadre, se puede enfocar directamente sobre este pero, si se trata de sacar la máxima profundidad de campo en una escena de paisaje, se puede recurrir a las tablas de hiperfocales aunque siempre con sumo cuidado e interpretándolas según nuestro encuadre. Estas tablas están calculadas en referencia a una fórmula en la que entran en juego parámetros como son la focal y el diafragma, que no son interpretables, y otros que sí lo son. El tamaño del sensor influye sobre el círculo de confusión (variable que forma parte de la fórmula de la hiperfocal) y también el tamaño de la copia que se tenga pensado realizar, y no en todas las tablas está planteado con los mismos datos numéricos. Es por eso que las tablas más “genéricas” y “antiguas” están calculadas para tamaños de sensor completo y para copias de 20 x 30 cm. por lo que su uso no siempre genera los resultados esperados. Estas tablas no tienen en cuenta que el ojo humano está más acostumbrado a que el primer término de la foto esté más nítido que el último y a veces generan imágenes con resultados que pueden no ajustarse a nuestras expectativas.
En situaciones tan escasas de luz, un puntero láser puede ser muy útil para enfocar. Basta con dirigir el autofoco de la cámara (el punto de enfoque) y el punto rojo luminoso del puntero a la zona a la que queramos enfocar.
La sensibilidad
La sensibilidad se ha convertido en un valor que ha ido evolucionando con los avances tecnológicos. Si bien antes se procuraba disparar a sensibilidades bajas para minimizar el ruido (ISO 100), hoy en día existen tomas nocturnas de pocos segundos a altas sensibilidades con unos niveles de ruido más que aceptables. Así, ahora, en la elección sobre un cielo con estrellas como trazos o como puntos, la variable ruido ya no es tan influyente. Una alta sensibilidad, que permite exposiciones con un tiempo más reducido, hace que una noche sea más productiva en cuanto al número de fotos. Casi la totalidad de las cámaras digitales poseen una opción en el menú de reducción de ruido, no solo para las largas exposiciones sino también para las altas sensibilidades.
El tiempo de exposición
El tiempo de exposición es una variable que no plantea ningún problema de cálculo. Puesto que el fotómetro de la cámara no funciona en el modo “b” o “bulb”, la medición debe hacerse sin superar los 30 segundos (1 minuto en el caso de Olympus). Para poder obtener una exposición correcta con estos 30 segundos, se debe plantear una combinación de un diafragma muy abierto y una sensibilidad alta. Una vez calculada la exposición, la ley de reciprocidad permite acomodar esta lectura a otros parámetros simplemente transportando el tiempo de exposición según se abra o cierre el diafragma o se aumente o disminuya la sensibilidad. Así, cada disminución de un paso de luz, bien sea cerrando un diafragma o disminuyendo la sensibilidad en un punto, implica el doble de tiempo de exposición y cada aumento, la mitad de tiempo.
Si la noche no tiene luna y la luz de la escena es muy escasa, es muy probable que el fotómetro de la cámara no sea capaz de medir la escena pues en realidad no hay luz suficiente para realizar la fotografía dentro de unos parámetros razonables. La fotografía, entonces, debe ser planteada bajo la iluminación del flash. En estos casos, el tiempo de exposición va a depender del efecto que queramos dar a las estrellas. Personalmente, creo que una iluminación con algo de luna (cuarto menguante) favorece más la escena iluminada por el flash, donde los tiempos de exposición marcan una tenue luz en el ambiente que sitúa de manera más agradable al motivo iluminado por el flash en el entorno.
Conclusiones
La técnica para realizar tomas nocturnas (diafragma, tiempo de obturación, sensibilidad, potencia y suma de destellos de flash, uso de filtros, etc) no deja de ser una herramienta para poder obtener imágenes correctas. Las tomas nocturnas deben tener una razón de ser que vaya más allá del uso de esta técnica; por eso, una fotografía nocturna de un lugar, en mi opinión, debe aportar algo más que una serie de datos sobre la toma que pueden parecer espectaculares para alguien que nunca ha disparado fotografías de más de 30 segundos de exposición. La belleza de un lugar enmarcado por un entorno nocturno debe ser capaz de competir con otra fotografía del mismo lugar realizada a plena luz del día. Al igual que buscamos las horas crepusculares para obtener una luz más rasante, unos colores en el cielo o unas sombras más estilizadas, por la noche debemos buscar también el valor añadido: un cielo estrellado, un mar con un efecto de niebla, la luna, etc.
La noche siempre ha sido y será motivo de inquietud e inspiración para el trabajo de muchos fotógrafos y, en el caso de la fotografía de naturaleza, nos brinda la oportunidad de ver imágenes de lugares con un ambiente distinto al que estamos acostumbrados. El futuro de la fotografía nocturna vaticina una evolución acelerada de la técnica llena de cambios, ventajas y posibilidades que, a día de hoy, pueden parecer impensables. Si los niveles de ruido a altas sensibilidades siguen la evolución de los últimos años, es posible que vivamos el día en el que podamos obtener fotografías de las constelaciones tomadas a mano alzada con tiempos de exposición de fracciones de segundo, con calidad superior a las que hoy en día obtenemos con un trípode con rótula motorizada que sigue el movimiento circular de las estrellas.
SOBRE EL AUTOR:
Jose Antonio Fernández es un prestigioso fotógrafo profesional, experto en iluminación y autor del libro de éxito “Sin miedo al flash“, la guía más completa del flash de mano. Además de ser coordinador del área de iluminación de La Máquina, Escuela de Especialización Fotográfica, es profesor de los cursos de iluminación con flash de mano mejor valorados del mercado y con más ediciones realizadas, que imparte actualmente en exclusiva para esta escuela madrileña.
Sus trabajos han obtenido numerosos reconocimientos en concursos internacionales como los IPA (USA), PX3 Prix de la Photographie de Paris (Francia), Pollux Awards (Reino Unido), Glanzlichter (Alemania) o el Creative Asia Photography Awards (China), entre otros muchos.
Entre los galardones nacionales, destacan 9 Premios Lux (Premios Nacionales de Fotografía Profesional).
Sus obras han sido expuestas en diversos países y han participado, entre otros eventos, en PhotoEspaña o en Voies Off Photo Festival of Arles (Francia).
Cursos relacionados:
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